sábado, 20 de noviembre de 2010

Relaciones internacionales entre Guerras

Los primeros acuerdos de paz son de 1919, veinte años después Europa se veía envuelta en otra de guerra de magnitudes superiores. ¿Qué había pasado?
La creación de la Sociedad de Naciones para fomentar la paz no pudo impedir el rearme de varias potencias expansionistas, sobre todo a partir de 1933.
Si antes de 1929 las relaciones internacionales se regían por el principio de la seguridad colectiva, por  el compromiso de todos los países de defender la paz a través de tratados vinculantes, con posterioridad a esa fecha y como consecuencia de la crisis económica se consolidan los regímenes fascistas con una actitud claramente agresiva y expansionista, los grandes pactos colectivos son sustituidos por acuerdos militares puntuales entre las grandes potencias que a lo que llevan es a la creación de bloques y de ahí a la guerra.

1. Las relaciones internacionales (1919-1933).
En este apartado trataremos el desarrollo de las relaciones entre los distintos países, casi todos europeos, desde finales de la I Guerra Mundial y hasta los inicios de la II Guerra Mundial.
En este periodo de veinte años veremos dos etapas fundamentales:
*.- De 1919 a 1929.
Donde de las tensiones generadas por los tratados de paz se pasa a mediados de la década a la cooperación y el entendimiento entre las potencias europeas (sobre todo entre Francia y Alemania).
 **.- De 1929 a 1933.
La crisis económica y sus hondas repercusiones generan paro, recesión y un descontento generalizado con el sistema democrático al que se considera responsable de la situación.
En este caldo de cultivo proliferan en varios países movimientos extremistas (fascistas) que se harán con el poder en algunos países y que con su política expansiva causarán la II Guerra Mundial.

**.- De 1919 a 1929: de la tensión al entendimiento.
Esta etapa está presidida por el deseo de todas las potencias de buscar lo que se llamaba la seguridad colectiva, termino utilizado mucho en la diplomacia de entreguerras, quiere decir un nuevo orden mundial presidido por alianzas entre las naciones que garantizasen que no se iba a repetir una experiencia similar a la Gran Guerra.
La integración en pactos y tratados supranacionales era una garantía de que todos los países se comprometían en la seguridad y defensa de cada uno de los miembros ante una posible agresión, el aislamiento era el peor de los males, no garantizaba ese respaldo colectivo.

*.- Los primeros años veinte: Versalles y sus efectos.
A principios de los años veinte el principal problema en las relaciones internacionales en Europa era el resentimiento y las tensiones que el tratado de Versalles generaba en Alemania.
Este país no reconocía sus cláusulas y consideraba –con razón- que era una imposición abusiva de los vencedores. Aunque firmado, a la fuerza, Alemania no reconocía sus pérdidas territoriales, no reconocía la creación del corredor de Dantzig que separaba la Prusia Oriental del resto del país para dar una salida al Báltico a Polonia, ni reconocía la pérdida de Posnania que recibía Polonia, tampoco reconocía la ocupación de la Renania por parte de las fuerzas vencedoras. Ni qué decir tiene que el pago de la indemnización de guerra y los recortes militares iban parejos con el no reconocimiento de las fronteras.
El no reconocimiento por parte de Alemania del Tratado de Versalles generó en los primeros años veinte dos momentos de especial tensión.

*.- Los sucesos de 1920.
En el año 1920 en la zona del Ruhr se decretó una huelga general por las duras condiciones de vida de los obreros y los bajos salarios; el gobierno de Berlín envía contingentes armados a sofocar la huelga. Ante esta acumulación de tropas Francia, aduciendo que se incumple el Tratado de Versalles, y de acuerdo con Bélgica, invade la zona y ocupa las ciudades de Frankfurt del Main, Darmstadt y Duinsburg. Ningún país apoya a Francia que se queda sola ante esta intervención tan fuera de lugar.

*.- La ocupación del Ruhr por los franceses en 1923.
El roce más grave entre Alemania y Francia se produjo en 1923 y duró hasta 1925. La crisis monetaria era tan fuerte en Alemania en 1923 que ese año no pudo pagar la parte correspondiente de la deuda con Francia.
Como respuesta Francia, sin el apoyo de la opinión pública y sin estar respaldada por ninguna potencia, ocupa toda la cuenca del Ruhr para cobrarse en carbón la deuda, este hecho hizo subir la tensión entre los dos países hasta unos niveles insospechados.
Ante tal situación el Gobierno alemán decreta la resistencia pasiva, convoca una huelga de los obreros contra los franceses, el propio Gobierno les pagaría lo que no cobrasen por la huelga. Como reacción los franceses expulsan a los 200.000 obreros alemanes y los sustituyen por franceses. La situación es insostenible, Francia no tiene apoyos y esta aislada, y el gobierno alemán no puede aguantar la sangría de tener que pagar a 200.000 obreros despedidos y no cobrar por la producción del Ruhr. Consecuencia de todo esto es que en Alemania se produce una espectacular inflación y el marco tiene que ser su stituido por una nueva moneda, el rentenmark.
Al final Stresseman, canciller alemán, no tiene más remedio que ordenar el fin de la huelga y a cambio Francia respetaría la integridad de Alemania y por el Plan Dawes de 1924 aceptaría la reducción de la deuda.
Alemania estaba en cuarentena política, aislada de todos y sometida a especial vigilancia, su máximo deseo era romper el aislamiento. Lo consiguió, en parte, con la firma del Tratado de Rapallo con la U.R.S.S. el 16 de abril de 1922, sólo que la Unión Soviética era otra potencia marginada en las relaciones internacionales. En ese tratado se reconocen mutuamente y prometen neutralidad en el caso de un ataque de terceros países. Se comprometen, además, a mejorar sus intercambios comerciales y en secreto la U.R.S.S. prometía fabricar armamento para Alemania, burlando así, en parte, el Tratado de Versalles. Por el otro lado Alemania abastecería de productos industriales a la Unión Soviética.

*.- Locarno y el entendimiento.
Un cambio radical en las relaciones entre Francia y Alemania se va a producir en 1925 cuando Stresseman, ahora como ministro de asuntos exteriores, se declare a favor de aceptar por lo menos las fronteras occidentales consagradas en Versalles, es decir, la integración de Alsacia y Lorena en Francia. Ante esto Francia señala que Alemania debe respetar también las cláusulas morales y económicas del citado tratado.
En esta línea destaca la firma del Tratado de Locarno el 16 de octubre de 1925, entre Francia, Alemania, Gran Bretaña y Bélgica. En este tratado se confirman las cláusulas del de Versalles, ahora aceptado por Alemania con la intención de romper con su aislamiento internacional, objetivo conseguido al ser ésta aceptada en la S.D.N., el país germánico conseguía evitar la posibilidad de que se repitiera de nuevo la ocupación del Ruhr por los franceses. Por su parte Francia contaba con el apoyo inglés en el caso de un rearme alemán.
Las consecuencias de Locarno fueron muy positivas, contribuyeron a bajar la tensión en las cancillerías europeas, y un clima de concordia y colaboración reinaba en el viejo continente.
Es tal su efecto que muchos hablan del espíritu de Locarno para aludir al clima de entendimiento y distensión que se respiraba en Europa.
Simultáneamente una ola de pacifismo recorría el mundo, ese pacifismo se ve coronado por la firma en 1928 del llamado pacto de Briand-Kellog, una iniciativa del primer ministro francés y del americano (de ahí su nombre) y que fue firmado por quince países, en él se condena la guerra como medio para solucionar los conflictos internacionales. Pero esto sólo era papel mojado, la nueva década traería nuevos problemas y el espíritu de Locarno quedó sólo en el recuerdo.

**.- De 1929 a 1933: se inicia el camino hacia un nuevo conflicto.
La crisis de 1929 sacudió todo el mundo, y también a Europa. Ante la magnitud del drama cada país buscó soluciones por su parte, sin contar con nadie, se redujeron los intercambios comerciales y el espíritu de cooperación y solidaridad entre países de la etapa anterior desapareció totalmente. Como consecuencia de esta crisis muchos países se inclinaron por la senda del autoritarismo, y regímenes totalitarios con claros objetivos expansionistas triunfaron en el viejo continente, el ejemplo más típico es la Alemania nazi. Ante la agresividad de estos países y de Japón la S.D.N. se muestra inoperante y el sistema de la seguridad colectiva de la etapa anterior desaparece. El camino que se inicia aquí lleva directamente hacia la II Guerra Mundial.
La política expansionista de estas naciones no es frenada a tiempo ni por la S.D.N. ni por el conjunto de países vencedores en la I Guerra Mundial.

*.- Las relaciones internacionales antes de 1933.
El fin del entendimiento entre las potencias se manifiesta especialmente en dos momentos: en 1931 con la ocupación de Manchuria (territorio chino) por Japón y en 1933 con el fracaso de la Conferencia de desarme.
En esta época Japón experimenta un crecimiento demográfico significativo y el territorio insular se le queda pequeño, eso al menos es lo que piensa el gobierno expansionista del
archipiélago. Con la excusa del sabotaje chino de la vía férrea del sur de Manchuria (China) que estaba en manos de Japón, este país ocupa toda la provincia china y la convierte en un estado vasallo llamado Manchu Kuo, gobernado por un gobierno títere. Ante tal agresión la S.D.N. se muestra impotente y sólo castiga a Japón de una manera simbólica: no reconoce la moneda del nuevo país en las transacciones internacionales. El delito ha quedado sin castigo, esto demuestra que la S.D.N. no tiene ya una fuerza disuasoria, de nada han servido los tratados internacionales.
A partir de ahora los conflictos no dependerán de acuerdos colectivos sino de las decisiones y el juego de las grandes potencias.
Un segundo momento es el fracaso de la conferencia de desarme de 1933. Se convoca como un intento de frenar la carrera de armamentos que se está desarrollando en ese momento.
Cada país propone una solución, hay tantas soluciones como países. Esto no arregla nada las cosas y al final no se llega a ningún entendimiento. La consecuencia de todo esto es que no hay ley o norma internacional que evite la carrera armamentística.